viernes, 16 de noviembre de 2007

Una aproximación emotiva a Marx

Muchas veces me he puesto a pensar cual es la verdadera contribución de Karl Marx a la humanidad, creo que ni el mismo imaginó el enorme impacto que tiene tantos años después de su muerte. De simple joven activista a ideólogo social, es de uno de los mayores innovadores en cuanto a cambios socio-políticos a nivel mundial podemos llegar a referirnos, y probablemente nos seguirá influenciando de una manera diferente en los años venideros.

Primero se debe reconocer que el control social basado en una disciplina férrea (que al parecer era la única formula para implementar sus propuestas, mediante la fuerza) parece presionar en demasía la volátil y fragil mentalidad de las personas, en especial de los que no son concientes de la enorme dependencia del individuo con el resto de la sociedad, y de aquellos que entienden la libertad como la falta de compromiso con lo que los rodea. Precisamente en lo anterior radica el problema de la utopía, ese sueño imposible de conseguir, esa meta que jamás será alcanzada porque simplemente no esta hecha para nosotros. No creo (es más, podría decir que estoy seguro aunque sea sólo mi opinión) que la cultura pueda desarrollarse centralizadamente, es decir, que algún tipo de institución gobierne las manifestaciones creativas de la sociedad, es algo que va en contra de nuestra propia identidad y del peso que asignamos a la voluntad, además de ser una traición a nuestros anhelos íntimos ya sean buenos o malos.

Pero no todo parece ser tan oscuro y deprimente, al trabajo de Marx más bien yo lo asimilo como una manifestación artística caracterizada en la búsqueda de un ideal común... pienso que perseguía instaurar una mayor conciencia de los que somos en conjunto. Y de esa manera me agrada más Carlitos, cuando me dice que seamos concientes de que somos más que un mero grupo de personas, pues continuamente estamos creando comunidad, estableciendo lazos, creando realidades a través de la interacción cotidiana. Tenemos que darnos cuenta del poder que tenemos sobre el resto, y también de lo recíproco de este. Podemos hacer cambios, es sólo cosa de generar consensos y crear una nueva forma de relacionarse, lo cual no parece una misión imposible después todo. Es más, ya han existido intentos fallidos de reproducir una sociedad a “la pinta” de todos, pero de ningún modo ello significa que dejaremos de tratar. Lentamente vamos queriendo extrapolar este naciente “poder social” al orden social vigente. Ya sabemos que es una tarea dificil, pero para eso estamos acá papurri!!!

Incluso en un segundo plano quedan las teorías marxistas, comparado con las emociones plasmadas en sus propuestas. Cada persona en este mundo podría inventarse una sociedad ideal y escribir un libro, pero lo que encumbra a Karliños por sobre los demás es que el realmente sintió lo necesario del cambio, fue el primero en aventurarse a pensar en algo completamente alejado del paradigma existente en toda la historia... uf!, es una tarea llena de iluminación. El materialismo histórico, y la lucha entre clases como eje de todo su pensamiento es el principal descubrimiento (y algo de invento también), el llegar a entender de una manera humana el problema que estaba generando el capitalismo en su época es algo visionario y permitió ampliar el horizonte intelectual a sus coetáneos.

Dan ganas de hacer algo parecido, pero parece una tarea demasiado compleja para la estrecha mente humana. Me gustaría pensar (o mejor dicho, pienso...) que la misión de reestructurar la sociedad se puede hacer por partes, preocupandose por la manera en que se enseña a leer en los colegios, implementando programas de reducción del tabaquismo, talleres de danza y expresión corporal gratuitos en municipalidades, charlas de ambientalistas en fabricas contaminantes, etc. Todos los ejemplos anteriores contribuyen de alguna forma a un cambio real en la sociedad, de manera más tangible y enfocada, algo así como un cimiento sólido o un ladrillo de la gran tarea que Marx hubiese querido llevar a cabo (encarnado en el ideal del Nuevo Hombre). Es más, creo que la única forma de lograrlo es de a poco, por partes, pues de lo contrario no estaríamos respetando la esencia social del proceso, excluiríamos iniciativas y emociones importantes de algún sector de la comunidad. Esa es la volá. El “Nuevo Hombre” tiene que nacer para reproducirse, nadie nunca jamás lo podrá crear en una probeta de laboratorio.

Lo que antes parecía una locura, ahora es algo a lo que vamos a llegar irremediablemente. Imagino a nuestra sociedad en sus inicios como un grupo de personas que se comportaban bastante parecido a un colectivo de simios (de hecho así era). Pero cada vez las relaciones se vuelvieron más complejas, el trabajo se dividió cada vez más, proteger al conjunto fue más importante que proteger a un individuo, observamos grandes sacrificios individuales en pos de la humanidad, con cada paso que damos nuestro comportamiento se asemeja al de un enjambre, vamos hacia un lugar donde la perdida de importancia individual se reemplaza por ese sentimiento de lo fundamental que es la comunidad para la vida de cada uno de nosotros. Es precisamente así como estamos superando el paradigma del capitalismo, tendiendo hacia un acuerdo común… no estaremos todos de acuerdo, pero las mayorías exigirán que se obedezca su mandato. Y si no lo hacen las mayorías, lo harán quienes griten mas fuerte...
¡A CAMBIAR ESTE MUNDO DE MIERDA, QUE YA ESTA MUY CAGADO!