jueves, 24 de julio de 2008

Grito de Guerra


Las corporaciones se han transformado en la institución más poderosa de nuestros tiempos. Creo que todo el mundo que lea esto podrá compartir conmigo que es más que una visión parcial, sino que corresponde que un sentir generalizado entre las personas. La contribición de esta institución a la sociedad esta siendo cuestionada severamente, pues muchas personas la identifican con una personalidad frenética y ezquisofrénica que, a este ritmo, definitivamente terminará destruyendo la vida en este planeta. Últimamente, incluso han surgido frentes más radicales los cuales consideran una vuelta al socialismo de antaño, o la presión politica por medio de la destrucción de la propiedad privada de las corporaciones. Pero aún estas corrientes se mantienen demasiadas diversas como para comformar una presión efectiva.

Aún es poco lo que se puede hacer...

Hemos sido diezmados por una cultura del consumo, a través de la propaganda, que llena nuestra vida de innecesarios bienes materiales... y que al mismo tiempo nos obliga a trabajar arduamente por conseguirlos. Es una estupidez tan inmensa, pero al mismo tiempo tan llamativa. Es fácil dejarse llevar y permanecer idiotizado por idealizaciones sintéticas, estancándose en valores económicos irreales como "felicidad = consumo" que nos induce a cometer excesos. Excesos encarnados tanto en la extrema pobreza como en la extrema riqueza, disfunciones endógenas que deberían actuar como incentivos para lograr un adecuado equilibrio de mercado. Hemos sido lavados de mente y sólo de a poco vamos siendo concientes de la deshumanización que provoca el dinero cuando se le otorga la importancia de una deidad.

Estamos siendo manejados. Estamos siendo borregos, cuando son necesarias personas despiertas. Un cambio de paradigama es esencial, y el llamado es cada vez más fuerte. Neuronas a trabajar, manos a trabajar, espiritu a trabajar, corazón a trabajar. Ya basta de permanecer innertes, ciegos ante esta situación.

Atacaremos por todos los flancos, esta será mi trinchera, y perfeccionaré mis armas con el paso del tiempo. Se viene la masacre, y junto a ella, mi liberación.