sábado, 2 de noviembre de 2019

Chile: La batalla de los 30 pesos

En vez de quedarse en la obviedad moral o una posición política, el desafío es intentar comprender lo que está pasando. Es una respuesta compleja que involucra 18 millones de realidades...

Personas que son violentadas a diario en tambien millones de situaciones diferentes por primera vez tienen la ilusión que algo puede cambiar.

Este cambio va a más allá de alguna ley, votación o escueta reasignación de recursos. La demanda es que las personas en el poder (en el sentido amplio) reconozcan a todos los chilenos como igualmente dignos, sin favoritismos, sin sociedades concesionadas diseñadas para el que puede pagar tags, colegios, abogados, medicinas, seguridad, cultura y un largo etcétera. Siempre hemos tenido los recursos para construir una sociedad más equitativa, solo que no nos hemos podido organizar bajo una mirada colectiva porque simplemente nunca había existido mucho interés, creo esta es la oportunidad de aunar miradas.

El sueño de la democracia ya se convirtió en una falsedad y pesadilla. Donde uno mire están los intereses privados por sobre los colectivos, ya no se salvan ni los pacos, ni lo curas, ni el presidente, nadie... la vista gorda de las autoridades se hace intolerable, más aún cuando el malestar general es así de contundente.

Mi llamado es a no olvidar que el país lo construimos juntos, somos todos somos en alguna medida responsables de las muertes y lesionados de las manifestaciones y saqueos. Sí, aunque piensen que no tienen nada que ver... hoy es tiempo de trabajar por este lugar común que habitamos, de salir mañana a la pega pensando en la gente, en como lo estarán pasando, lo espantoso del primer toque de queda en democracia, en el abastecimiento de comida, de combustible, en la precaria respuesta  del gobierno, en ponerse en los zapatos del otro, incluso en el de los pacos lesionados.

Todos podemos hacer algo, desde el panadero que hoy amasó doble, desde el estudiante que marcha hace años, desde la madre que cría personas valiosas... ya no más de echarle la culpa al resto, nada va a cambiar culpando a uno o al otro... todo lo contrario, hoy es hora de mirarnos a los ojos y reconocernos iguales en nuestras diferencias, de aceptarnos, querernos y educarnos, de exigir freno a las injusticias, demandando libertad, y cuidando lo que nos ha costado.

Estamos todos en el mismo bote, y la elección de mirar el paisaje o el agua que lo hunde es de cada uno.