lunes, 4 de agosto de 2008

Como nos cambia la vida

Todo cambia todo el tiempo. Es la nueva volá.

Para bien o para mal el mundo pareciera dar giros cada vez más rapidos, y naturalmente necesitamos posicionarnos firmemente en la tierra o arriesgamos la posibilidad de caer. Esta es una imagen que estamos obligados a internalizar, si lo que queremos es vivir armoniosamente con nuestro entorno. El cambio en sí no es malo, pero definitivamente es terrible no estar preparados para vivir en él.

Hace tiempo el uso de esclavos era normal, luego con la producción en masa continuaba la deshumanización en el trabajo. Pero ya es tiempo de dar vuelta la página relacionada a la explotación laboral, y explorar con valentía nuevos terrenos del desarrollo humano. Ahora es el tiempo, pues como nunca antes tenemos el poder y las herramientas necesarias, como trabajadores, para dar un salto fundamental hacia una sociedad más sana y más satisfecha.

Es creciente el número de trabajadores que reciben un salario muy por encima del de subsistencia, permitiéndoles irse de vacaciones a lugares remotos, almorzar en restaurantes lujosos, adquisición de dispositivos electrónicos, etc. La satisfacción de las necesidades materiales, medios para lograr sentirse realizados y satisfechos, parecen estar siendo cubiertas para una parte pequeña, pero significativa de la población (profesionales en sociedades de mercado desarrolladas especificamente). Así es como surge un problema para muchos profesionales cuando se enfrentan al mercado laboral, que comienza con la elección de empresas a las cuales postular.

Para muchos, el valor de su trabajo no sólo es representado por el incentivo monetario, sino que son necesarios nuevos incentivos como el de "sentido" o "finalidad" de su trabajo. Por ejemplo, una nueva corriente de profesionales que han dejado el cigarrillo tendrán problemas en aceptar un trabajo en una compañía tabacalera. También ahora es importante que el ambiente de trabajo este acorde con nuestras expectativas, en este caso, ejecutivos podrán rechazar ofertas laborales de lugares demasiado desorganizados (como el sector público chileno), o demasiado estresantes, o demasiado aburridos. Incluso, existe una mayor tolerancia a permanecer desempleados por un buen tiempo para encontrar un puesto coherente con las expectativas.

Para la empresas entonces será importante considerar estos factores a la hora de reclutar, aparte de los netamente económicos, pues si no lo hace se arriesgaran a "perder" de vista a profesionales calificados que podrían optar a trabajos con mayores salarios, pero que en vez de eso, escojen aquellos que le otorgan garantías para desarrollarse en terminos más amplios. Y lo más importante es que este comportamiento será más intenso en el transcurrir de los años, pues la oferta laboral será más educada y especializada, otorgándoles más poder de mercado.

En conclusión, he aquí un punto adicional para fomentar condiciones laborales que permitan un adecuado desarrollo personal. Así es como, mediante este discurso, me gustaría dejar claro que la busqueda de una espiritualidad que formara profesionales éticos y felices, no compete sólo a los trabajadores, sino que la empresa es incentivada a hacerse cargo de estas cuestiones activamente. Al final, sólo personas íntegras pueden desarrollarse como profesionales íntegros, por lo que la capacitación del espiritu es necesaria, tanto como una capacitación técnica de conocimientos y/o habilidades.